

Vitoria, cuna vasca de la nutrición y dietética
La capital alavesa alberga la Facultad de Farmacia donde se imparte el grado de Nutrición Humana y Dietética
El campus de Álava fue construido a través de un proceso de integración de una variedad de centros educativos históricos de la ciudad. Tras la puesta en marcha de la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea, han sido creados muchos otros centros de educación en sus alrededores.
Fue en 1994 cuando se trasladó la Facultad de Farmacia, al abandonar el edificio antiguo Colegio Universitario de Álava para ocupar en el que se ubica a día de hoy. Es aquí donde se ofrece el grado de Nutrición Humana y Dietética, una carrera que trata de formar dietistas y nutricionistas en el recinto clínico, comunitario, educativo,empresarial, de la investigación, el desarrollo y la innovación. Por eso, el equipo de Cooking No Mama decidió adentrarse en esta facultad y conocer la opinión tanto de estudiantes como de profesores e investigadores sobre la alimentación de los jóvenes hoy en día.
El interés por los hábitos alimenticios, la pasión por conocer qué se esconde detrás de nuestras dietas o incluso el deseo de poder ayudar a la gente en un futuro, son las principales razones que motivaron y que llevaron finalmente a decantarse por esta carrera a las alumnas a las que hemos entrevistado. “En bachiller tratábamos muchos temas sobre la alimentación y eso me encantaba, por eso estoy aquí”, afirma Maider Argoiti, estudiante de primer curso. A pesar de que todas afirman que aún no han cambiado ninguno de sus hábitos alimenticios, garantizan que es algo que empezará a influirles pronto. “Desde que empecé el grado me he empezado a fijar más en las etiquetas que vienen en los productos”, asegura Jone Guenetxea, otra de las alumnas. “La pereza y el hecho de que no tienes la comida de tu madre influye en la alimentación, pero existen muchas posibilidades de alimentarse bien”, ratifica Silvia Matías, una de las estudiantes. Esta ve importante el ser informados desde edades tempranas.
Llevar una buena alimentación es más difícil cuando los estudiantes viven por su cuenta
Estíbaliz de Miguel, Doctora en Sociología y profesora en el grado de Nutrición Humana y Dietética, confirma que una buena alimentación para los jóvenes estudiantes hay que basarla en productos frescos, cereales y legumbres propios de la dieta mediterránea: “Los estudiantes tienen que cuidar eso especialmente, la cabeza es su principal órgano de trabajo”. Sin embargo, entiende que llevar una buena alimentación es más difícil cuando los estudiantes viven por su cuenta.
"Todo el mundo sabe cómo deberíamos alimentarnos pero muy poca gente lo hace correctamente"
Todos los entrevistados están de acuerdo en que la sociedad actual, la cual está basada en el capitalismo y consumismo, no come de manera sana y equilibrada. En general, la mayoría de jóvenes universitarios que viven fuera de casa se alimentan de precocinados y comida rica en sal y grasa, lo cual no es nada correcto, aseguran. El profesor Jonathan Miranda afirma que uno de los principales factores que afectan a la alimentación de los estudiantes es la gente con la que conviven, el entorno puede llevarte a unos patrones inadecuados. Al preguntarle sobre las consecuencias que acarrea no seguir una buena alimentación, asegura que el hecho de no seguir una dieta equilibrada como puede ser la mediterránea conlleva muchos riesgos en temas de salud. El no seguirla hace que tengamos “más posibilidad de tener enfermedades de mayor prevalencia en la sociedad, como pueden ser hipertensión, dislipidemia, problemas cardiovasculares…”
"Todo el mundo sabe cómo deberíamos alimentarnos pero muy poca gente lo hace correctamente", afirma Jonathan, el cual piensa que la solución es poner en práctica la teoría que la sociedad conoce, pero a la cual no hace caso. Miranda, recomienda organizar la alimentación semanal cocinando platos saludables el fin de semana y congelarlos para el resto de los días.
En 2014, el 39% de las personas adultas de 18 o más años tenían sobrepeso, y el 13% eran obesas
La denominada epidemia del siglo XXI, término que utilizó la OMS para referirse a la obesidad mundial, es otra de las múltiples consecuencias que acarrea una mala alimentación. Desde 1980, la obesidad se ha más que doblado en todo el mundo. En 2014, el 39% de las personas adultas de 18 o más años tenían sobrepeso, y el 13% eran obesas. La mayoría de la población mundial vive en países donde el sobrepeso y la obesidad se cobran más vidas de personas que la insuficiencia ponderal, según la OMS. Esta problemática que se escucha en los diferentes medios, pasa desapercibido en el día a día de las sociedad sin apreciar que va en aumento. “Creo que la gente no está concienciada, que lo oímos demasiado y le hemos quitado importancia” asegura Leixuri Aguirre, investigadora de Nutrición Humana y Dietética. La misma investigadora recalca que lo idóneo sería “hacer una dieta lo más equilibrada y variable posible”, para así no caer en los extremos.
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Todo el mundo sabe cómo debe ser una dieta equilibrada pero muy pocas personas la llevan a cabo finalmente. Pasamos por alto todos los consejos alimenticios de los profesionales y poco a poco vamos "oxidando" nuestro cuerpo. La posible solución puede que la tengamos delante de nuestros ojos. Si las generaciones más jóvenes no tienen en cuenta la nutrición, las futuras no las tendrán en cuenta tampoco. Esto, podría empezar a solucionarse educando y aconsejando a los niños desde la infancia puesto que muchos hábitos adquiridos en esta edad perduran durante el resto de nuestras vidas.
La mala alimentación es uno de los grandes problemas de la sociedad de hoy en día. Una sociedad concienciada y bien informada es el mejor combatiente contra ella.